jueves, 20 de agosto de 2009

SAN MARTIN. MILITAR SI-GOLPISTA NO

El siguiente texto escrito por San Martín y reproducido por Oscar Taffetani, nos muestran algunas de las características del llamado "padre de la patria". Creo que los principios que sostiene harían sentir orgulloso a cualquier hijo. Lo escribió en 1829 antes de irse del país. País en ese momento convulsionado por luchas intestinas, luchas de liderazgo en las cuales no quiso participar.

“Las agitaciones -escribe San Martín- en diecinueve años de ensayos en busca de una libertad que no ha existido y, más que todo, las difíciles circunstancias en que se halla en el día nuestro País, hacen clamar a lo general de los hombres (...) no por un cambio en los principios que no rigen (y que en mi opinión es donde está el verdadero mal) sino por un gobierno vigoroso, en una palabra, militar, porque el que se ahoga no repara en lo que se agarra. Igualmente convienen (y en eso todos) que para el País pueda existir, es de absoluta necesidad, que uno de los dos partidos en cuestión desaparezca; al efecto, se trata de buscar un salvador que reuniendo el prestigio de la victoria, el concepto de las provincias y, más que todo, un brazo vigoroso, salve la Patria de los males que la amenazan: la opinión presenta este candidato: él es el general San Martín (...) Ahora bien, partiendo del principio de ser absolutamente necesario el que desaparezca uno de los dos partidos contendientes por ser incompatible la presencia de ambos con la tranquilidad pública, ¿será posible que sea yo el escogido para ser el verdugo de mis conciudadanos y, cual otro Sila, cubra mi patria de proscripciones? No, jamás, jamás. Mil veces preferiré envolverme en los males que la amenazan que ser yo el instrumento de tamaños horrores...”

“Mi Amigo, veamos claro: la situación de nuestro País es tal que al hombre que lo mande no le queda otra alternativa que el de apoyarse sobre una facción o renunciar al mando; esto último es lo que yo hago. Años hace que V. me conoce con inmediación y le consta lo indócil que soy para suscribir a ningún partido (...) No faltará algún Catón que afirme tener la Patria un derecho de exigir a sus hijos todo género de sacrificio; yo responderé que esto, como todo, tiene sus límites, que a ella se debe sacrificar sus intereses y vida, pero no su honor y principios...”

“He realizado 5.000 pesos en metálico y con el sacrificio que puede V. ver por el cambio del día, con ellos y lo que me reditúen mis bienes, pienso pasar al lado de mi hija los dos años que juzgo necesarios para completar su educación. Finalizado este tiempo, regresaré al País en su compañía, bien designado a seguir la suerte a la que me halle destinado, en este intermedio no faltarán hombres que aprovechándose de las lecciones que la experiencia les ofrece, pongan la tierra a cubierto de los males que experimenta. Ésta es mi esperanza; sin ella y sin el sueño (como dice un filósofo) los vivientes racionales dejarían de existir...”

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